LA SELECCIÓN EXCESIVA EN FAVOR DE RASGOS ESPECÍFICOS
En la bibliografía médica existen innumerables ejemplos de los graves problemas que causa la selección continua en favor de un rasgo aislado (Steinberg y otros, 1994; Dykman y otros, 1969). La gente que tiene experiencia en la crianza de animales sabe que el exceso de selección en favor de un solo rasgo puede arruinarlos. Los buenos criadores de perros lo saben. Algunas veces, hay rasgos que no parecen estar vinculados pero que en realidad lo están. Wright (1922, 1978) lo demostró claramente mediante la selección continuada por el color del pelo y los patrones del pelaje en corrientes endocriadas de cobayos. Todas las corrientes sufrieron una depresión en la capacidad reproductiva. Además, se produjeron diferencias de temperamento, conformación corporal, tamaño y forma de los órganos internos. Belyaev (1979) también demostró que la selección continuada de zorros en favor de un temperamento calmo tuvo como resultado efectos negativos en el comportamiento maternal y problemas neurológicos. Los experimentos con zorros comprobaron que había cambios graduales en muchos rasgos a lo largo de muchos años de selección continuada de animales de carácter manso. Los problemas fisiológicos y de comportamiento aumentaban en cada generación sucesiva. De hecho, algunas de las zorras más mansas desarrollaron una conducta maternal anormal y se comían sus propias crías. Belyaev y otros (1981) denominaron a esto "selección desestabilizante", en contraste con la "selección estabilizante" que se encuentra en la naturaleza (Dobzhansky, 1970; Gould, 1977). La bibliografía médica veterinaria provee innumerables ejemplos de estructuras óseas anormales y de otros defectos fisiológicos causados por la sobre-selección dentro de las razas caninas sobre la base de la apariencia externa (Ott, 1996). Las anomalías abarcan desde los problemas respiratorios de los bulldogs a los problemas de cadera de los ovejeros alemanes. Scott y Fuller (1965) informaron sobre los efectos negativos de la selección continuada en favor de determinada forma de la cabeza en la raza Cocker Spaniel:
En nuestros experimentos, partimos de las que se consideraban buenas corrientes de sangre, que contaban con un buen número de campeonatos en su linaje. Cuando cruzamos a estos animales con sus parientes cercanos por una o dos generaciones, cada raza puso de manifiesto graves defectos... Los Cocker Spaniels son seleccionados por una frente ancha, con ojos prominentes y un tope o ángulo pronunciado entre la frente y la nariz. Cuando examinamos los cerebros de algunos de estos animales durante su autopsia, encontramos que exhibían un grado leve de hidrocefalia; es decir que, al seleccionar por la forma del cráneo, los criadores habían seleccionado accidentalmente en favor de un defecto cerebral en algunos individuos. Además de todo esto, en la mayoría de las corrientes sólo un 50 por ciento de las hembras era capaz de criar camadas normales y saludables de cachorros, incluso bajo condiciones de cuidado casi ideales.
La sobre-selección en el ganado
La selección unilateral en favor de rasgos productivos tales como la ganancia rápida de peso o la musculatura magra han terminado en porcinos y bovinos de carácter más excitable (Grandin, 1994). En comparación con las líneas genéticas más antiguas, que tenían más grasa, las observaciones de la autora principal, que abarcan miles de cerdos, indican que los híbridos magros son más excitables y difíciles de arrear a lo largo de los callejones. Los cerdos híbridos magros también tienen una tendencia más fuerte a asustarse. Es más difícil separar un animal individual del grupo. Investigaciones recientes realizadas en nuestro laboratorio han demostrado que el ganado vacuno de temperamento excitable tiene ganancias de peso menores y más problemas con la calidad de su carne (Voisinet y otros, 1997 a, b). Estas investigaciones muestran que sería beneficioso seleccionar con el fin de excluir el temperamento muy excitable. Sin embargo, la sobre-selección en favor de un temperamento excesivamente calmo podría derivar en algunos rasgos perjudiciales todavía desconocidos.
Lazos entre los distintos rasgos
Las observaciones informales de la autora principal también indican que los porcinos y bovinos más excitables y huidizos tienen un cuerpo alargado y esbelto, con huesos finos. Algunos de los cerdos híbridos tienen patas débiles, y unos cuantos ya no tienen ojos pardos sino azules. Los ojos azules suelen estar asociados con problemas neurológicos (Bergsma y Brown, 1971; Schaible, 1963). Es más, los porcinos y bovinos de musculatura grande y sobresaliente suelen tener un temperamento más calmo que los animales magros con musculatura menos definida. Sin embargo, los animales que tienen un rasgo de hipertrofia conocido como doble músculo poseen un temperamento más excitable (Holmes y otros, 1972). La doble musculatura es un desarrollo anormal extremo, que puede tener un efecto sobre el temperamento opuesto al de la musculatura normal. Otro ejemplo de rasgos aparentemente inconexos que resultan asociados es la sordera en perros de raza Pointer seleccionados por su carácter nervioso (Klien y otros, 1987, 1988).
Parece haber una relación entre termorregulación y agresividad. Los ratones silvestres seleccionados por su agresividad utilizaban cantidades mayores de algodón para construir sus nidos que sus compañeros de menor agresividad (Sinyter y otros, 1995). Este efecto se verificó con corrientes de ratones de laboratorio tanto como en las silvestres. Los investigadores que utilizan procedimientos genéticos de alta tecnología, que les permiten descartar genes individuales, han sido derrotados hasta ahora por la complejidad de las interacciones genéticas. En estos procedimientos, algunos genes son excluidos mediante técnicas que los detectan y se les impide cumplir con su función normal. Estos experimentos han mostrado que el bloqueo de distintos genes puede tener efectos inesperados en el comportamiento. En un caso, la desactivación de los genes del aprendizaje produjo ratones ultra-agresivos (Chen y otros, 1994). Los ratones mutantes tenían poco o nada de miedo, y se peleaban hasta quebrarse el lomo. En otro experimento, las hembras mutantes exhibían un comportamiento normal hasta que tenían cría, y allí se desinteresaban totalmente por su descendencia (Brown y otros, 1996). En un tercer experimento, Konig y otros (1996) anularon el gen que produce la encefalina (una sustancia cerebral opioide) y se encontraron con resultados imprevistos. La encefalina es una sustancia ligada normalmente a la percepción del dolor; sin embargo, los ratones que tenían deficiencia en esta sustancia eran muy nerviosos y ansiosos. Corrían frenéticamente alrededor de sus cubículos en reacción a los ruidos. La conclusión final de varios experimentos de anulación de genes es que el cambio en un gen tiene efectos imprevisibles en otros sistemas. Los rasgos están ligados, y quizás sea imposible aislar completamente los efectos de un único gen. Los investigadores señalan que se debe ser cuidadoso y no saltar a conclusiones en el sentido de que se ha descubierto "el gen de la agresión", "el gen maternal" o "el gen de la ansiedad". Para utilizar una analogía de la ingeniería, no se puede concluir que se ha encontrado el "centro de la imagen" de un televisor porque se ha cortado un circuito interno y la imagen ha desaparecido. Gerlai (1996) y Crawley (1996) también alertan que la neutralización del mismo gen en dos especies diferentes puede tener distintos efectos en el comportamiento. Esto se debe a las interacciones complejas que hay entre muchos genes distintos. Hace veinte años, los genetistas del comportamiento llegaron a la conclusión de que la herencia de la conducta es un proceso complejo. Fuller y Thompson (1978) concluyeron que "se ha encontrado reiteradamente que ningún mecanismo genético da cuenta de un tipo particular de comportamiento".
Factores aleatorios
Los genetistas de la conducta han descubierto que es imposible controlar totalmente la variación en algunos rasgos. Gartner (1990) descubrió que la crianza de líneas endocriadas genéticamente similares no alcanzaba a controlar las variaciones en el peso. Incluso bajo condiciones de laboratorio, altamente estandarizadas, los pesos corporales siguieron fluctuando en los distintos individuos. Los criadores porcinos también han observado que las líneas híbridas producidas comercialmente no tienen la misma tasa de ganancia de peso. Hay factores aleatorios desconocidos que afectan la variabilidad incluso en animales genéticamente idénticos. Una causa pueden ser los factores intrauterinos; las otras causas son desconocidas. Darrel Tatum y sus alumnos de la Colorado State University encontraron variaciones en la conformación corporal y en la calidad de la carne de ganado que era 50 % británico (Bos taurus) y 50 % índico (Bos indicus). Algunos animales tenían más características índicas, con gibas más grandes y orejas más largas, y la conformación corporal de muchos animales no era mitad británica y mitad índica. Las características de la carne también variaban, y los animales que parecían más índicos tenían carne más dura. Los animales tenían una variación de alrededor del 10% respecto de la conformación corporal y las características de la carne de las cruzas índicas de media sangre.
Gartner (1990) concluyó que hasta un 90 % de las causas de la variabilidad aleatoria no puede ser explicada por diferencias en el medio ambiente físico del animal. Tanto en ratones como en vacunos, los factores aleatorios afectan los pesos corporales. Gartner (1990) cree que los factores aleatorios pueden tener influencia ya sea antes o apenas después de la fertilización. Las interacciones entre los factores ambientales y los genéticos son complejas. Tanto la conformación genética del animal como su ambiente determinan la forma en que se comportará. Estas interacciones serán tratadas con mayor detalle en capítulos subsiguientes de esta compilación. La genética tiene profundos efectos sobre el comportamiento de un animal.
CONCLUSIONES
Existe una compleja interacción entre los factores genéticos y ambientales, que determina la forma en que se comportará un animal. Otro principio es que los cambios en un rasgo, como el temperamento, pueden tener efectos imprevistos en otros rasgos aparentemente desvinculados. La sobre-selección en favor de un único rasgo puede terminar en cambios indeseables en otros rasgos de comportamiento y de conformación física.
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